El drama de Lourdes Caravone (42 años, divorciada, pensionada) puede ser el mío, el suyo, el de cualquiera, pero la situación por estas horas es desesperante.
Una disposición judicial, después de muchas idas y venidas es determinante: el jueves 15 tiene ORDEN DE DESALOJO.
Así ella, su madre Yolanda (73 años, pensionada), sus tres hijos: Nicolás (21 años, estudiante), Alan (19 años, trabaja en negro, fue abanderado en 7° grado y Primer Escolta de la Bandera Nacional en la secundaria) y Tobías (17 años), de no mediar alguna solución el próximo jueves estarán en la vereda del departamento que alquilan con todos sus muebles y las implicancias del caso.
“Hace poco más de tres años firmé contrato como corresponde y nunca dejé de pagar. El año pasado al momento de renovar, por la anterior Ley de Alquileres el aumento era por el índice acumulado de inflación: de $ 58.000 se me iba a $ 350.000 los primeros tres meses y después a cerca de $ 400.000”, cuenta Lourdes con lágrimas contenidas en los ojos.
Después de aquel 30 de junio de 2024 “era casi imposible para mí afrontar tamaño gasto, sumado a los servicios. Me dieron dos meses de prórroga y desde entonces vengo peregrinando de oficina en oficina. No pidiendo que me regalen nada, pero poder conseguir un lugar donde vivir. Un precio razonable que puedo afrontar, aunque hoy cuento con el agravante de que no tengo los garantes que me exigen”, remarca.
Yolanda, su madre, no pudo contener el llanto pero destacó que “sé lo que esto significa. Sé cómo mi hija supo afrontar cada momento cuando se quedó sola con sus hijos. Yo tuve que pasar por lo mismo: pero fui con ella a Buenos Aires teniendo un año de vida. Trabajaba y pude salir adelante. Pero me duele esta situación”
Lourdes manifestó que “evaluando mi situación, las asistentes sociales no es mucho lo pueden hacer pero me advirtieron que si el jueves se cumple el desalojo puede que a mi madre la lleven a algún Hogar o geriátrico, y uno de mis hijos que está con tratamiento psicológico a una residencia para jóvenes en recuperación”
Fue allí donde su madre soltó el llanto: “no me quiero imaginar pasar ese momento sin saber si podré seguir viendo a mi hija y a mis nietos”
Lourdes fue concluyente: “apelo a la solidaridad y necesito un lugar donde vivir. Obvio que si fuera dentro de la ciudad de Rivadavia estaría bien por el estudio de mis hijos, mi lugar donde me las ingenio haciendo distintas tareas para sumarle a mi pensión. Pero si es en algún distrito no tengo problema en trasladarme. Sólo pido un lugar donde vivir: cinco personas, me comprometo a pagar un precio acorde aunque repito que en este momento no tengo garantes. Pero tampoco pido que me regalen nada, porque sé que debo asumir un costo. Sólo quiero tener un techo donde seguir viviendo”
Más allá de las charlas con el agente inmobiliario, con los propietarios del departamento donde vive hoy, de haber asistido a audiencias de conciliación donde no pudo encontrar una solución: le exigen dejar el lugar donde vive o el jueves la desalojan.
“NO Estamos Locos” hoy sólo sirve de intermediario para que quién pueda le dé una solución, aunque sea temporaria, para no pasar por situaciones como las expresadas.
CONTACTO: LOURDES CARAVONE – Tel. 2634-552365
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Eduardo Freire